6 feb 2024

El abrazo que no me doy.

Las mañanas pueden ser tan oscuras como la noche si así se lo siente. O más aún.


Como un músculo, el corazón tiene que ser entrenado para pelear en los momentos más vulnerables, esos donde el aire se siente tan apesadumbrado y contaminado por la soledad, o por una tristeza inexplicable, que respirar parece un desafío. El sinsentido reina cuando se deja el trono sin su líder. Que difícil cuando lo que aqueja es más invisible que un fantasma y más difícil cuando es tan palpable como el teclado que transmite estas palabras.

¿Quién tiene la culpa? ¿el cerebro o el corazón? ¿el jinete o el caballo? Divide y vencerás, o quizás no. Que tóxica la insistencia de buscar un culpable, de paralizarse y victimizarse, de compararse y sentirse derrotado por un tiempo que, como una avalancha, no se detiene y lleva todo a su paso. Que tóxico perderse en el vacío de no intentar, y que irónico ser un profesional de resolver problemas y considerarse uno sin solución.

Cada uno traza su propia rosa de los vientos y las personas que nos rodean son los destinos que se entrelazan en el intrincado viaje de nuestras vidas. ¿Qué sentido tiene perderse en el horizonte teniendo tesoros tan cerca?

Con la mirada perdida hacia un costado, sonrío, "¿Qué pasó?". "Nada, estoy feliz".
La luz de la vela en la noche hacía brillar a los ojos, aunque aquellos se resistían a brillar más.

Resulta curioso cómo, siendo una persona tan acostumbrada a la rutina, logré romper el molde con pequeñas acciones en una fecha importante como es mi cumpleaños. Nimiedades que permitieron abrir mi corazón y permitir la entrada de un cariño que antes consideraba inalcanzable.
Inadvertidamente, me di cuenta que hice algo bien al encontrarme fundido en un abrazo que, entre sollozos, lo entendí como... el abrazo que no me doy.


Fechin.
06/02/2024



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