Un Té Más. Pt. 3

-Carta y Canción-

Al tomar la flor sentí que mi cuerpo se dejaba invadir con su perfume, aunque era artificial no dejaba nada librado al azar. La textura era tan refinada que cualquiera que no conociese la flor real supondría que tal perfección era imposible de ser un producto de la naturaleza. Mi corazón empezaba a acelerarse y me despido nuevamente del portero.

Camino al trabajo mi cabeza no podía dejar de pensar en esto que me estaba ocurriendo y vincularlo con el último sueño, eran coincidencias que asombrarían hasta a un mago. Al llegar, note que la recepcionista no guardó el sentimiento y expresó con su mirada casi un descontento palpable en el aire al verme apurado sin esbozar saludo alguno, parecía que quería decirme algo pero no presté atención. La subida de los siete pisos se superó nuevamente y fue mas lenta. Mi primera actividad del día era llamar al correo y fue tan instantáneo que mientras lo pensaba ya lo estaba haciendo. Mi decepción no se hacia esperar mientras escuchaba como me decían que el paquete había llegado por un servicio de mensajería internacional privado que resguardaba la información del remitente. Me tildo por un instante en "internacional", mientras me comenta que la única forma de saberlo es accediendo a enviar una solicitud al remitente, que puede ser aceptada o no, para evitar que esa información se brinde a cualquier persona, puesto que se trataba de un servicio premium que aseguraba el mejor trato del envío, mayor velocidad y seguridad en la manipulación de la información que no estuviese en el paquete. Siento por un instante que estoy perdiendo el tiempo y solo recibo una publicidad. En resumen, debía esperar entre 48 y 72 horas para tener una respuesta. Mientras brindo la información requerida para la solicitud veo ingresar al piso a la recepcionista dirigiéndose hacia mi con un sobre en la mano. Al cortar, recibo la recriminación de mi actitud temprana comentándome que más temprano había llegado una carta para mi y que por mi reacción hice que ella tenga que subir. Con el humor un poco derrumbado pido perdón y pregunto quien envió la carta. Mi asombro fue tal que parecía que el tiempo se detenía. Una chica, con aspecto de mi edad, preguntó si trabajaba acá y, casi usando como cómplice a la recepción, dejo la carta sin mencionar su nombre. Completamente extasiado decidí no abrirla hasta la noche, ya tenia muchos sentimientos dentro.

Ya con la luna vigilando mis movimientos, calmo, con un té verde al alcance de mis labios, abro la carta. Escrita a mano, con una letra exquisita femenina, comienza detallando paisajes, montañas con nieves eternas y cielos celestes, arboles plantados perfectamente para que sus ramas mas altas se abracen entre sí con el viento, edificios altos iluminados en la noche y campanas de templos cercanos. Parecía un poema. Cerca del final la letra comenzaba a temblar como me siento yo en este momento, como mis manos tiemblan al sostener la carta. El poema se transforma en una canción de amor sin música con cada oración.
"Si ya llegó, espero que hayas disfrutado el té. Quiero verte. Esta noche esperaré otro >Te quiero< ." finaliza la carta con un pequeño dibujo de una flor de jazmín.
Desde que se fue a vivir a Japón, hace cuatro años, se que es su flor favorita. Cuatro años pasaron de haber guardado un sentimiento. Cuatro años de sentir a mi corazón extrañar un amor que no pudo ser gritado.

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Un Té Más. Pt. 2

-Noche y confusión-

Mi corazón se aceleró, nadie sabe que es mi infusión predilecta, aunque cualquiera que hubiese leído mis escritos podría deducirlo por mi casi incontrolable obsesión de mencionarla.

La caja no mostraba marca a simple vista y poseía escritos en varios idiomas como si fuese un presente para turistas. Al menos tanto en ingles como en español explicaba como aprovechar las hebras y crear las mejores infusiones, algo que ya sabia. Por un instante no podía dejar de perderme en la diferencia de mencionar la temperatura ideal del agua en grados Centigrados o Farenheit, cantidad de agua en mililitros u onzas, siempre exagerando en que esa diferencia es sinónimo de intolerancia. Por suerte mi cabeza giraba en otros círculos y ese pensamiento se esfumo rápidamente.

Perdido y encontrado en los aromas que empezaban a invadir mi habitación, con dicha de personaje de un policial ochetoso cercano al retiro, iba abriendo por completo la caja para no encontrarme sorpresa alguna, solamente unas excelsas hebras del mas refinado té del mundo.
Al menos para mi.
Aun con dejo de este misterio que aceleraba mis pulsaciones me prepare un té de esta infusión. Tan lento y sofisticado es mi accionar que si alguien me pudiese ver me consideraría el ultimo alquimista, algo que en mi mente es gracioso y épico en ambas partes.
Fueron los mejores minutos de mi día, un viaje increíble de suavidad e intensidad en cada rincón de mi boca y de un amargo sublime en la garganta que se traducía en una cálida paz inexplicable. Era la opera prima de la vida que en el ultimo trago firmaba querer ser su mejor sinfonía.
El sueño se apodero de mi tranquilidad y decidí cerrar las cortinas.
Intente escribirte un "te quiero" como siempre pero no tuve fuerzas. Era tarde.

-Sueño y un Jazmín-

Me desperté atontado pero motivado. Esta vez sin siquiera prepararme un té fui embalado a escribir.
El sueño de hoy había sido muy extraño.

Estaba yo en una ciudad que no podía describir, era de noche y todo lo que veía por la ventana era inmensidad. Parecía un hotel y estaba en un piso alto. Con seguridad no era un lugar conocido para mi pero me movía como si lo fuese. Estaba en el piso 10 y subía en un ascensor hasta el piso 21, o similar, hasta la terraza. Estaba solo y la única luz, ademas de la luna y sus centinelas, era un pequeño farol muy pintoresco. En la calle la gente parecía hormigas, por la hora debían estar regresando a sus hogares luego de una jornada agotadora, pero tan solo era un sueño. Estaba solo cuando inesperadamente un fuerte viento empezó a golpearme, lo suficiente para entrecerrar mis ojos. Duro un instante y cuando volví a abrir los ojos paso delante mio una flor. Al principio me costo identificarla pero ese color blanco tan particular no podía pasar desapercibido. Era una flor de jazmín que parecía suspendida entre la luna y mi mirada. No podía despegar mis ojos hasta que otro viento azoto y al intentar seguir a la flor termine con la mirada apuntando al ascensor que, para mi sorpresa, pretendía quitarme la sensación de soledad. La puerta empezaba a abrirse mas lento de lo normal pero no pude saber más. El día quería comenzar.
Esta vez si guardo el documento.
Ya listo para empezar el día preparo la mochila y salgo unos minutos antes para hablar con el portero de la mañana.
Sin darme cuenta con voz apurada lo saludo. Por su mirada debió notar que lo estaba o quizá pensó que estaba nervioso como si tuviese algo que esconder en mi departamento, eso definitivamente me puso nervioso también. Sin explicaciones le consulto sobre el misterioso paquete a lo que, reflexionando por un rato, recordó. Fue un envío del correo, él tuvo que firmarlo y no le dejaron ningún papel, lo cual le resultó extraño. Su ayuda me resulta útil e inútil. Aun no se quien había enviado el paquete pero si otra pista para saberlo.
Muy amablemente me despido y mientras salgo me llama mencionando que el portero de la tarde había olvidado algo. Me acerco al escritorio y me entrega una flor que venia con el paquete. Una flor de jazmín.

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Un Té Más. Pt. 1

-Infusión y razón-

Una noche te dije que te quiero y cerré mis ojos en armonía.
Soñé con una melodía de otoño. Soñe que cada sonido me hacia viajar en tu mirada a lugares infinitos.
Al despertarme, me bañaba en realidad y volvía a la rutina.

Como todas las mañanas, inmerso en el aroma intenso de un Té Earl Grey, escribo. Recuerdo cuando comencé a escribir. Expresaba mis fines de semana, luego mis días, luego mis sueños y por ultimo una inexplicable mezcla entre todos, ajusticiando las palabras como provenientes del subconsciente. Hoy la inspiración me falló y solo veía palabras extravagantes en la pantalla, ni siquiera la vista por la ventana me daba algo coherente para escribir. ¿Desea guardar el documento ?, No, gracias. Me paré, tome mi abrigo y partí a la oficina. 

Como todos los Lunes la recepcionista me da una calidad bienvenida y nos contamos especialmente la cena del Sábado, ambos solíamos tener costumbre de innovar y nos interesaba compartirlo. Para mi sorpresa, ambos coincidimos con menúes de cocina japonesa, ella por su parte preparo Takoyaki para compartir con su novio mientras veían películas y yo Tonkatsu para mi y mi soledad.
En el ascensor me sorprende mi gerente que comienza a contarme dramas de la empresa, nunca tardó tanto el ascensor en subir los siete pisos hasta el área de sistemas.
Mi escritorio intacto, como si se hubiese congelado por dos días, lo que era cierto pero no podía evitar pensar el contexto filosófico que mi cabeza intentaba ponerle a algo inanimado, me aguardaba para trabajar. Iban a ser otras ocho horas más en mi vida hablando con la tecnología.
Después de una jornada sin sorpresas regreso a casa. Como un centinela detrás de la escoba que tanto ama me saluda el portero de la noche acercándome un paquete pequeño que no tenia remitente. Alguien se lo había entregado al portero de la mañana y solo estaba siendo un pasamanos, no podía ayudarme a saber quien lo había traído.
Mientras me duchaba y preparaba la cena el paquete había quedado olvidado, pero ya en mi habitación, apunto de cerrar el día con un ultimo té, lo abro. Una caja de Té Green Earl Grey, la variante que más amo de la clásica infusión y la más difícil de conseguir en estos lares.

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