29 nov 2015

Murmullos sangrantes de una tarde de Domingo.

Tanta soledad invadiendo al aire. Una mesa que se vacía, un hasta pronto repentino que sorprende por debajo del mostrador, un empleado que se golpea por la incertidumbre de quien ocupa las sillas ahora frías.
Mi atención se merma ante la llegada de mi pedido y cierro los ojos por un momento para dejarme enloquecer con el té mas rico que alguien puede beber. Por fuera parece nada haber cambiado...
Una mesa familiar que no demuestra alegría, otra feliz como si festejaran un reencuentro, una queja y un postre gratuito. Otro sorbo y una mirada de la gente que camina sin rumbo. Un estudiante preocupado que pierde la atención por otra mesa que comienza a vaciarse cuando una pareja de enamorados llega por la puerta principal.
Tantas historias en tan pequeño lugar.... va siendo hora de pedir mas té.

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